Se convirtió así en el mejor film de esta “franquicia purgatoria”. Una película que lleva camino de convertirse también en la mejor cinta a nivel de recaudación.

La premisa principal de la saga son las purgas que fueron una herramienta política al servicio de la ingeniería social en los estados totalitarios.

En donde los Nuevos Padres Fundadores de América (NFFA) consiguen promover dicha práctica que consiste en que una noche al año, cualquier actividad criminal, incluso el asesinato, sean impunes. Y por su puesto son los intereses económicos los que priman sobre otras consideraciones: los seguros se disparan, la limpieza social, por decirlo así logran su cometido, y las asociaciones del rifle se enriquece y por ende, la élite también.

Este nuevo film toca algunas ideas interesantes como la del turismo criminal, la salidas de las urnas o la de la resistencia activa encabezada por un personaje que hace de la máxima “ojo por ojo” su bandera.

Se manejan dos planos, el político, donde la senadora es el objetivo de la purga, y el social, donde mercenarios, comandos, turistas de la muerte salen de cacería en una lucha de pobres contra pobres con una sobredosis de humor.

Abordando un pequeño análisis cinematográfico se puede decir que el guión va correctamente dirigido entre sus líneas, con buenas actuaciones de un elenco multiétnico bien seleccionado, una buena edición, iluminación lo que ayudan a conforman una atmósfera que te mantiene en suspenso en cuando suena la sirena. De igual forma la música, vestuario y los efectos especiales son tan efectivos que sientes la tensión al lado de un par de sustos.

De rescatar los vestuarios provocativos, las máscaras y maquillajes que se usaron hechos para llamar la atención, que combinados entre el gore, las hormonas y el pop, logran dar ese valor intrínseco de cada personaje purgador. Lo que logra darle identidad al producto y a la larga expande el universo de La purga, además de las ya clásicas.