Actualización: julio 7, 2025
Bohemian Rhapsody, su obra maestra de 6 minutos, encapsula su legado: una ópera rock que rompió todas las reglas, mezclando heavy metal, balada y música clásica con letras enigmáticas. Esta canción – como Mercury – era imposible de categorizar: #1 en listas por 9 semanas y hoy, 1.6 billones de streams en Spotify. Detrás de ella, un hombre que convirtió su vulnerabilidad (su sexualidad, su origen migrante, su diagnóstico de VIH) en arte universal.
¿Listo para explorar la vida, los éxitos y los secretos mejor guardados de quien hizo del escenario su reino? Descubre cómo un chico tímido llamado Farrokh Bulsara se convirtió en el Rey del Rock… y por qué su leyenda sigue más viva que nunca.

Freddie Mercury una pequeña reseña acerca de su vida
Farrokh Bulsara nació el 5 de septiembre de 1946 en Stone Town, Zanzíbar (actual Tanzania), en el seno de una familia parsi muy devota del zoroastrismo, con valores y tradiciones profundamente arraigados. Sus padres, Bomi y Jer Bulsara, enviaron a su hijo a la India para brindarle una educación británica. Farrokh estudió en la St. Peter’s School, en Panchgani, donde mostró desde niño aptitudes artísticas y deportivas: practicó boxeo y tenis de mesa, destacándose en ambos. Su madre lo animó a dejar el boxeo por ser demasiado violento, lo que lo llevó al ping‑pong, disciplina en la que también se distinguió. Allí tomó clases de piano, participó activamente en el coro y comenzó a despertar su pasión por la música.
El salto a Londres y formación artística (1964–1969)
En 1964, debido a la Revolución de Zanzíbar, la familia Bulsara se trasladó a Feltham, Middlesex (Inglaterra). En Londres, Farrokh trabajó en Heathrow y estudió arte gráfico y diseño en la Ealing Art School, donde se diplomó en 1969. Su formación en diseño fue crucial: no solo perfeccionó su gusto estético, sino que también fue el origen de su seudónimo artístico, Freddie Mercury, e inspiró el icónico logo de Queen.
Inicios musicales y formación de Queen (1969–1970)
Tras graduarse, Mercury participó en varias bandas antes de unirse al grupo Smile, formado por Brian May y Roger Taylor. Con su incorporación en 1970, el trío decidió cambiar el nombre de la banda a Queen, y Freddie adoptó su nombre artístico. En 1971, se unió John Deacon, completando la formación. Mercury ya destacaba como pianista y vocalista, combinando su talento con el diseño gráfico —participó en la creación del emblema de la banda, integrando los signos zodiacales de sus miembros—.
Auge musical y estrellato internacional (1973–1982)
Queen firmó con EMI en 1973 y lanzó varios álbumes exitosos: Queen (1973), Queen II (1974), Sheer Heart Attack (1974). En 1975 alcanzaron el apogeo con A Night at the Opera y el sencillo Bohemian Rhapsody, que encabezó las listas británicas durante nueve semanas y marcó un hito por su innovador videoclip y composición. Freddie también compuso éxitos como “Killer Queen”, “Somebody to Love”, “We Will Rock You”, “We Are the Champions” y “Crazy Little Thing Called Love”.
Arte, moda y actuación en el escenario (1970s–1980s)
Mercury combinó la moda, el diseño y las artes escénicas con su carrera musical. Era un talentoso diseñador gráfico y amante de la moda, lo que lo llevó a elegir vestuarios impactantes y simbólicos (bodysuits, estilismos andróginos, referencias “Queen”) que realzaban su figura y facilitaban sus movimientos escénicos. Amaba el ballet y el teatro, y en 1979 actuó con el Royal Ballet en el Coliseum Theatre de Londres ante 2.500 personas, mostrando también su versatilidad en volteretas y gestos dramáticos durante actuaciones como “Bohemian Rhapsody” y “Crazy Little Thing Called Love”.
Colaboraciones y amistades (1970s–1980s)
Mantuvo amistades reconocidas con Elton John, Mick Jagger, Keith Richards, Dave Stewart, la princesa Lady Di, David Bowie y Michael Jackson. Con Bowie grabó el emblemático “Under Pressure” (1981), aunque hubo controversias por el mayor protagonismo vocal de Mercury. Con Jackson intentaron canciones como “State of Shock” y “There Must Be More to Life Than This”, pero la coincidencia de agendas entre ambos impidió completarlas.
Vida privada: Mary Austin (1970–1976)
Mary Austin fue su primer gran amor, a quien conoció en la boutique Biba gracias a Brian May. Vivieron una intensa historia de seis años, durante los cuales Freddie le dedicó “Love of My Life” y se casaron simbólicamente. Al revelarle su homosexualidad, se separaron pero mantuvieron una sólida amistad: Mary fue su confidente, heredera del 50 % de su fortuna y albacea de sus cenizas.
Relación y conflicto con Paul Prenter (1976–1985)
Conoció a Paul Prenter en 1976, quien inicialmente fue su asistente personal, aunque su relación se volvió íntima y privada. Como manager en los 80, Prenter alentó el estilo de vida hedonista de Mercury, lo que afectó a la banda y a Mary. Durante esta época Queen lanzó el álbum menos aclamado su carrera, Hot Space (1982), salvo por “Under Pressure”. Freddie también sacó un álbum en solitario, Mr. Bad Guy (1985), que tuvo éxito moderado. Su comportamiento festivo alcanzó su punto máximo en su cumpleaños temático “Sábado noche en Sodoma” en el Fairmont Hotel, un evento legendario con un coste de casi $200.000 y 500 invitados.
Renacimiento y alejamiento de Prenter (1985)
Tras la participación triunfal en Live Aid (13 de julio de 1985), Freddie decidió alejarse de Paul Prenter y su vida excesiva, volviendo a enfocarse en la música y en sus relaciones cercanas. La actuación en Wembley se considera uno de los mejores momentos de rock en vivo; Bob Geldof le aconsejó a Freddie “no te compliques, toca los éxitos”.
Amor final: Jim Hutton (1985–1991)
Desde 1985 hasta su muerte, Mercury vivió su última etapa sentimental con Jim Hutton, peluquero y escritor irlandés. Fueron pareja hasta 1991, aportando estabilidad emocional. San Valentín oculto: hija secreta (1976)
Según la nueva biografía Love, Freddie (Lesley‑Ann Jones), Freddie tuvo una hija en 1976 fruto de una relación con la esposa de un amigo. Esta niña, llamada solo como “B”, fue criada en privado y permaneció fuera del ojo público. Freddie mantenía una relación cercana: según la biografía, le dejó sus diarios antes de morir.
Últimos años, salud y legado (1987–después de 1991)
En 1987 fue diagnosticado con VIH/SIDA, aunque lo mantuvo en privado hasta el 23 de noviembre de 1991, un día antes de su muerte por neumonía bronquial relacionada con el sida, en Kensington, Londres, a los 45 años. Su muerte reforzó la conciencia pública sobre el SIDA: en abril de 1992, se realizó un concierto tributo en Wembley con una audiencia global y surgió la Mercury Phoenix Trust, una fundación que aún recauda fondos para la causa.
Reconocimientos póstumos
Freddie fue incluido en el Salón de la Fama del Rock en 2001, el Songwriters Hall of Fame en 2003 y obtuvo múltiples premios como el Brit Award (póstumo) y Grammy Lifetime Achievement (2018). Bohemian Rhapsody, su obra más célebre, sigue siendo considerada una de las mejores canciones de todos los tiempos.
Síntesis final
Farrokh Bulsara, alias Freddie Mercury, fue un artista total: cantante con voz de cuatro octavas, compositor visionario, pianista, deportista, diseñador gráfico, amante del teatro y la moda, ícono del glam rock y de la cultura cósmica de Queen. Su vida estuvo marcada por grandes amores (Mary, Jim), polémicas (Prenter), colaboraciones brillantes (Bowie, Jackson), y un legado musical inigualable. Su valentía ante el SIDA y su altruismo con la Mercury Phoenix Trust dejaron una huella duradera. Un genio irrepetible que sigue inspirando al mundo.

La ciencia detrás de la voz de Freddie Mercury: ¿Por qué nadie lo ha superado?
Su voz ha sido objeto de estudio por expertos científicos que buscaban comprender las razones detrás de su extraordinaria capacidad vocal. Según una investigación publicada en la revista Logopedics Phoniatrics Vocology, en la que se analizaron 23 canciones interpretadas por Mercury, se descubrió que su voz poseía cualidades únicas. Los investigadores llevaron a cabo un test comparativo con una voz imitada, grabada a alta velocidad, para estudiar el funcionamiento de su laringe. De este modo, concluyeron que Mercury era técnicamente un barítono que cantaba como tenor, y que además parecía poseer una rara vibración subarmónica: un fenómeno poco común que le permitía llevar el sonido hasta sus límites, armonizando su garganta con una eficacia prodigiosa.
El estudio determinó que su frecuencia vocal media era de 117.3 Hz, lo que no necesariamente indicaba que alcanzara el mismo rango de notas que otros cantantes como Axl Rose o Mike Patton, pero sí demostraba su impresionante control vocal y afinación. Mercury tenía una habilidad excepcional para cambiar de registro con gran facilidad, logrando una expresividad vocal que pocos cantantes han conseguido en la historia del rock.
En una época donde no existía el autotune, herramienta digital hoy utilizada para corregir la afinación de las voces, Freddie Mercury se destacaba por interpretar canciones a capela con una afinación impecable y un timbre inconfundible. Tal era su confianza en su propia voz que nunca se corrigió sus característicos dientes prominentes, conocidos como buck teeth, ya que creía que ellos contribuían a su éxito vocal. Mercury pensaba que la resonancia generada en su cavidad oral por la forma de su dentadura le permitía alcanzar tonos inimaginables y desarrollar una interpretación única.
A lo largo de su carrera, recibió varios reconocimientos por su talento y su impacto en la música. En 1977, fue galardonado con el NME Award al “Bastardo del Año”, un reconocimiento peculiar pero significativo por parte del prestigioso medio New Musical Express, mientras que en 1992, de manera póstuma, se le otorgó el Premio Británico a la Contribución a la Música, en honor a su legado artístico.
Uno de los mayores hitos comerciales de Queen fue el álbum Greatest Hits, que le valió a la banda el codiciado Disco de Uranio, un reconocimiento reservado para los artistas que han vendido más de 50 millones de copias de un mismo álbum. Hasta la fecha, solo figuras como Michael Jackson, AC/DC y Raphael comparten este galardón, lo que demuestra la magnitud de su influencia global.
Cinco meses después de su fallecimiento, el mundo le rindió un homenaje monumental. El 20 de abril de 1992, se celebró el Freddie Mercury Tribute Concert for AIDS Awareness, en el legendario Estadio de Wembley, Londres, ante más de 72.000 espectadores. Este evento fue una mezcla de homenaje musical y causa social, destinado a crear conciencia sobre el VIH/SIDA, enfermedad que se llevó la vida del artista. Participaron grandes figuras de la música como Metallica, Guns N’ Roses, Extreme, David Bowie, Elton John, Def Leppard, Ian Hunter, Mick Ronson, Seal, George Michael, Roger Daltrey, Robert Plant, Bob Geldof, Tony Iommi, Zucchero Fornaciari, Lisa Stansfield, Liza Minnelli, Annie Lennox, Spinal Tap, Paul Young y Chris Thompson, todos interpretando éxitos de Queen para rendir tributo al legado de Mercury.
Entre sus múltiples logros artísticos, destaca el haber obtenido el Ivor Novello Award por el mejor sencillo gracias a Bohemian Rhapsody, y también el Golden Lion en la misma categoría. Esta canción, escrita por él mismo, es considerada una de las composiciones más innovadoras y emblemáticas en la historia del rock, y representa la cima de su genialidad musical y artística.

¿Confesión o Fantasía? El Impactante Significado Oculto en ‘Bohemian Rhapsody
El título fue una idea de Freddie Mercury, quien lo descompone en dos partes: por un lado, “Rhapsody”, que hace referencia a una composición musical libre, sin una estructura fija, en la cual diversas secciones y estilos parecen no tener relación entre sí. En este caso, la canción consta de seis partes: introducción, balada, solo de guitarra, ópera, rock y coda o final. Por otro lado, la palabra “Bohemian” alude a la región de Bohemia en la actual República Checa, lugar de nacimiento del personaje literario Fausto, protagonista de la célebre obra homónima escrita por Johann Wolfgang von Goethe. La elección de este nombre no fue casualidad, pues aporta una carga filosófica, simbólica y existencial que Mercury supo canalizar a través de la música.
Freddie Mercury compuso Bohemian Rhapsody íntegramente, inspirándose en visiones oníricas que lo despertaban por las noches. Dormía con un piano junto a la cabecera de su cama, donde componía acordes al instante y tomaba apuntes. Así fue como surgió una tonada que inicialmente llamó The Cowboy Song, con la ya famosa línea de apertura: “Mama, just killed a man”. A lo largo de los años, entre 1968 y 1975, Mercury fue construyendo su obra pieza por pieza, hasta consolidarla finalmente en el estudio.
Una de sus características más llamativas es que no tiene estribillo en ninguno de sus 5 minutos y 55 segundos. Tampoco puede encasillarse en un solo estilo musical. La estructura es absolutamente inusual para el rock de la época, más cercana a una rapsodia clásica, y sin embargo, logró cautivar al público de principio a fin, siendo más memorable que muchas canciones con estribillos repetitivos. Esto la convierte en una composición sin precedentes.
Bohemian Rhapsody es también una canción envuelta en misterio y múltiples interpretaciones. Para muchos, es una pieza con aura de fantasía, donde cada oyente puede encontrar su propio significado. Entre las teorías más difundidas figura la posible influencia de la novela El extranjero de Albert Camus, donde un joven confiesa un asesinato cometido por impulso, y tiene una reflexión antes de su ejecución. Otra influencia señalada es la mencionada obra de Fausto, donde el protagonista vende su alma al diablo a cambio de conocimiento, pero antes de morir se arrepiente y clama a Dios en árabe con la palabra Bismillah, buscando redención. Ambas narrativas encajan con los versos existenciales, la culpa y el conflicto espiritual reflejados en la canción.
Sin embargo, la interpretación más extendida y que muchos consideran la más acertada, es que la canción representa una alegoría de la vida de Freddie Mercury. Un grito velado al mundo donde confesaba, a través del arte, su homosexualidad. La “muerte” de su identidad como Farrokh Bulsara (su nombre real), y el renacimiento de Freddie Mercury. Una especie de catarsis artística que le permitió liberarse parcialmente de la represión interna generada por su estricta crianza religiosa y cultural. Por ello, esta canción fue su vehículo de expresión más sincero, pero también el más codificado.
Además del poderoso contenido lírico, Bohemian Rhapsody destaca por su impresionante producción. Fue una de las grabaciones más caras en la historia del rock, realizada durante tres semanas y en cuatro estudios distintos. La canción fue técnicamente compleja: el solo de guitarra de Brian May está considerado entre los 20 mejores de todos los tiempos. En cuanto a las voces, Mercury, Brian May y Roger Taylor grabaron sus partes vocales durante un promedio de 11 horas al día, generando cerca de 180 mezclas. El resultado fue una brillante y majestuosa imitación británica de la ópera italiana, aprovechando los contrastes vocales de cada integrante: los tonos bajos de May, los agudos de Taylor y el potente rango vocal de Mercury.
Bohemian Rhapsody también fue pionera en el formato videoclip. A diferencia de la norma de la época, donde los artistas solían aparecer interpretando en vivo sus temas, Queen apostó por una producción audiovisual diferente. El videoclip de la canción se convirtió en uno de los primeros en la historia moderna del rock, marcando un antes y un después en la promoción musical, e inspirando a la industria a considerar seriamente los videoclips como herramientas de difusión artística.
El impacto vocal de Mercury fue otra pieza fundamental. Su capacidad para moverse entre la balada, la ópera y el rock en cuestión de segundos evidenció su dominio técnico y su versatilidad como intérprete. Era un artista total, capaz de fusionar teatro, música y expresión escénica con una intensidad pocas veces vista.
Tras su lanzamiento, Bohemian Rhapsody se mantuvo durante nueve semanas consecutivas en el primer lugar de las listas del Reino Unido durante la temporada navideña de 1975. Sorprendentemente, volvió a alcanzar esa misma posición en 1991 tras la muerte de Freddie, manteniéndose allí por otras cinco semanas con exactamente la misma versión. Esto la convirtió en la primera canción de la historia en liderar las listas británicas dos veces con la misma grabación. A la fecha, ha vendido más de 2.176.000 copias en Reino Unido, convirtiéndose en el tercer sencillo más vendido de todos los tiempos.
Cabe destacar que en un inicio, muchas estaciones de radio se resistieron a transmitirla debido a su duración, que superaba ampliamente el estándar comercial de tres minutos. Sin embargo, Mercury logró convencer al influyente DJ Kenny Everett para que la pusiera al aire. El entusiasmo del público fue inmediato: el tema fue repetido varias veces al día y su demanda hizo que otras emisoras también comenzaran a programarla, hasta convertirla en un fenómeno global. La decisión de los ejecutivos de EMI de descartarla inicialmente fue vista más tarde como uno de los errores más grandes en la industria musical.
Pese a no haber sido reconocida por todos los premios de la época, Bohemian Rhapsody fue la única canción con la que Queen recibió un MTV Music Award. En Reino Unido fue elegida como la mejor canción pop de todos los tiempos en una encuesta realizada por OnePoll.com a más de 10.000 expertos y fanáticos. Además, la British Phonographic Industry (BPI) la eligió como la mejor canción de los últimos 25 años, y en 2004 fue incluida en el Salón de la Fama de los Grammy.
En una encuesta de la emisora británica Absolute Classic Rock, fue considerada la tercera mejor canción de rock de todos los tiempos, solo superada por Stairway to Heaven de Led Zeppelin y Won’t Get Fooled Again de The Who.

El Día que el Rock Llegó a su Cima: Queen en Live Aid, Obra Maestra en Vivo
La idea del Live Aid nació del impacto que sufrió el músico irlandés Bob Geldof, líder de la banda Boomtown Rats, al ver un reportaje de la BBC en octubre de 1984 sobre la devastadora hambruna en Etiopía, producto de una guerra civil y una intensa sequía. Las imágenes de niños muriendo de hambre conmovieron profundamente a Geldof, quien decidió actuar inmediatamente. Así fue como, en cuestión de semanas, se formó el proyecto Band Aid, que reunió a varias estrellas británicas para grabar el sencillo “Do They Know It’s Christmas?”. Simultáneamente, en Estados Unidos, Michael Jackson y Lionel Richie impulsaron una iniciativa similar con el tema “We Are the World”, también con fines humanitarios.
Ambas canciones fueron grandes éxitos, no solo por su valor musical, sino por el impacto filantrópico que provocaron. Aprovechando esa sinergia, surgió la idea de llevar todo un paso más allá: organizar un concierto monumental que reuniera a las más grandes estrellas del momento —muchas de ellas ya involucradas en los sencillos anteriores— y recaudar fondos en una escala sin precedentes. Así nació el proyecto Live Aid, programado para el 13 de julio de 1985.
El evento tomó forma como dos macroconciertos paralelos celebrados simultáneamente: uno en el Estadio Wembley en Londres, Reino Unido, y otro en el JFK Stadium de Filadelfia, Estados Unidos. Ambos eventos fueron transmitidos a través de 72 países y llegaron a una audiencia estimada de 1.500 millones de espectadores, en lo que fue una hazaña tecnológica y mediática para la época. En total, el Live Aid logró recaudar más de 30 millones de libras esterlinas (alrededor de 42 millones de euros), según datos de la BBC, convirtiéndose en el mayor evento musical solidario de su tiempo.
El concierto fue un hito que cambió para siempre el rostro del rock. A partir de entonces, muchos artistas comenzaron a comprometerse más activamente con causas sociales y humanitarias. Entre los eventos inspirados por Live Aid se encuentran el concierto por la caída del Muro de Berlín en 1990, o el tributo a Freddie Mercury en 1992, en el mismo Estadio Wembley, para recaudar fondos contra el sida.
El Live Aid duró en total más de 16 horas continuas de música, congregó a más de 100 mil personas entre ambos escenarios y fue retransmitido en más de 150 países del mundo. La lista de artistas participantes fue verdaderamente impresionante, incluyendo nombres como: Queen, U2, David Bowie, Led Zeppelin, The Rolling Stones, John Lennon, Status Quo, Elvis Costello, Sting, Phil Collins, Bryan Adams, The Beach Boys, The Pretenders, Madonna, Elton John, The Cars, Ozzy Osbourne, The Who, Paul McCartney, Mick Jagger, B.B. King, Bob Dylan, Eric Clapton, Santana, Stevie Wonder, Rod Stewart, Tina Turner, Duran Duran, entre muchos otros.
Pero dentro de ese elenco impresionante, una presentación sobresalió por encima de todas: la de Queen, con Freddie Mercury como alma vibrante del espectáculo. Su actuación ha sido calificada por periodistas, músicos y ejecutivos de la industria como el mejor concierto de rock en vivo de todos los tiempos. Fue tan icónica que se convirtió en la base para proclamar a Queen como la mejor banda en escena y a Mercury como el mejor frontman de la historia.
El contexto del momento también jugó un papel fundamental. El público del Estadio Wembley ya mostraba signos de agotamiento y cierto aburrimiento, pese a las destacadas actuaciones de bandas como Black Sabbath, Judas Priest, y el notable despliegue escénico de Bono y U2. Sin embargo, no todas las bandas estuvieron a la altura del evento, y la audiencia comenzaba a perder el entusiasmo. Todo cambiaría radicalmente a las 6:41 p.m., hora de Londres, cuando Queen subió al escenario.
Desde el primer segundo, se percibió que Queen jugaba en otra liga. En solo 20 minutos (aunque originalmente tenían asignados solo 15), ofrecieron un microconcierto perfectamente armado, lleno de energía, teatralidad, virtuosismo y conexión con el público. Iniciaron con el icónico fragmento de Bohemian Rhapsody, con Freddie Mercury al piano, y continuaron con una secuencia perfectamente medida de éxitos: Radio Ga Ga, Hammer to Fall, Crazy Little Thing Called Love, We Will Rock You, y cerraron con We Are the Champions.
Uno de los momentos más inolvidables fue cuando 75.000 personas hicieron palmas al unísono durante Radio Ga Ga, una muestra del absoluto control escénico y emocional que Freddie tenía sobre la multitud. Su carisma, su voz, y su interpretación artística —cargada de gestualidad teatral— hipnotizó al público. Con su look característico: camiseta blanca de tirantes, cinturón negro con púas, jeans decolorados altos que realzaban su figura, y los clásicos tenis Adidas de tres líneas que luego se volverían tendencia, Mercury dominó la escena como ningún otro. Su micrófono-bastón se convirtió en su cetro, y su famoso juego vocal con la multitud (el ya célebre “tirorirorero”) dejó claro que estaba en total control del escenario.
Aquellos 20 minutos de gloria de Queen son considerados por quienes los presenciaron como una de las experiencias más intensas del rock en vivo. Como resultado de esta actuación apoteósica, tan solo un año después, en 1986, la banda decidió embarcarse en su gira “Magic Tour”, que incluyó nuevamente al Estadio Wembley como sede de uno de sus conciertos, esta vez con Status Quo como banda telonera.

La Década de Oro: Queen y su Revolución Musical que Nadie Pudo Igualar
Durante su etapa escolar formó junto a sus compañeros la banda The Hectics, con la cual tocaban en eventos escolares y fiestas privadas. En 1969, debido a la crisis política en Zanzíbar, la familia Bulsara se trasladó a Inglaterra, y Farrokh se estableció en Londres para continuar su formación artística. Allí conoció a los miembros de la banda Ibex, un grupo de Liverpool con talentosos instrumentistas pero sin un vocalista destacado. Fue así como lo integraron como voz principal, interpretando covers de artistas como Elvis Presley, The Beatles y otros íconos del momento.
Con la disolución de Ibex por motivos financieros, algunos de sus integrantes, junto con nuevos miembros, formaron la banda Wreckage, que tuvo una corta trayectoria realizando presentaciones en lugares como el Ealing College of Art (donde Freddie estudiaba) y el Imperial College. Finalizando los años 60, el grupo también se desintegró, lo que llevó a Bulsara a explorar nuevos proyectos. En ese periodo, se unió brevemente a Sour Milk Sea, una banda creada en 1968 liderada por Chris Dummett, que lo invitó como cantante. Aunque realizaron algunas presentaciones, Freddie abandonó el grupo por conflictos internos.
En ese contexto, la banda Smile, que ya admiraba profundamente, se quedó sin vocalista. Fue entonces cuando Roger Taylor (baterista) y Brian May (guitarrista) decidieron contactar a su antiguo compañero de cuarto, Freddie Bulsara, para ofrecerle el puesto de vocalista. Así comenzó la nueva etapa de esta banda en formación, que interpretaba covers y rescataba composiciones de Ibex, Wreckage y Smile. Durante uno de sus ensayos, Freddie propuso el nombre definitivo del grupo: Queen, inspirado en la figura de la reina Elizabeth, por sonar poderoso, sensual y suntuoso, como la música que querían crear. Al no haber objeciones, el nombre quedó adoptado oficialmente.
En ese mismo periodo, Farrokh Bulsara cambió su nombre artístico a Freddie Mercury, en honor a Mercurio, el dios mensajero en la mitología romana. El cambio también reflejaba su personalidad escénica, y adoptó “Freddie” porque sus compañeros no podían pronunciar “Farrokh” correctamente.
El 1 de marzo de 1971, luego de varias audiciones, encontraron al bajista ideal: John Deacon, quien los impresionó por su gran talento y presencia escénica, formando así el cuarteto definitivo de Queen.
Tras varias giras, la banda captó la atención de Trident Productions, quienes se sintieron atraídos por su estética glam y la mezcla de influencias como Jimi Hendrix, The Beatles, T. Rex, Slade, Beach Boys, David Bowie y Led Zeppelin. En 1972 firmaron contrato con Trident, que produjo su álbum debut: Queen (1973), una producción cargada de hard rock y glam rock, con el single destacado “Keep Yourself Alive”.
Al año siguiente lanzaron Queen II (1974), que los convirtió en estrellas en Reino Unido, al alcanzar el puesto número 5 en las listas británicas. Más tarde llegaría su tercer álbum: Sheer Heart Attack (1974), con el sencillo “Killer Queen”, que logró posicionarse en el número 2 en Inglaterra y número 12 en Estados Unidos, sacando al grupo del anonimato en el mercado norteamericano.
El reconocimiento global llegó con su cuarto álbum, A Night at the Opera (1975), que contenía su himno más emblemático: “Bohemian Rhapsody”. Esta canción permaneció 18 semanas en el número 1 del Reino Unido y alcanzó el número 4 en Estados Unidos. A pesar de su complejidad y duración, fue gracias a la insistencia de Freddie que logró ser difundida. Él entregó una copia al DJ Kenny Everett, quien la colocó 14 veces en dos días, provocando un efecto dominó entre las emisoras de radio.
Una de las claves del sonido Queen en ese tiempo fue no utilizar sintetizadores, grabando con músicos reales y técnicas tradicionales. Su éxito impulsó una tercera gira americana y luego una por Japón y Australia, consolidando su popularidad.
Regresando a Gran Bretaña, empezaron a trabajar en un nuevo álbum: A Day at the Races (1976). Aunque no tuvo el impacto esperado, experimentaron con nuevos ritmos, incorporando elementos gospel en el tema “Somebody to Love”.
En 1977 lanzaron News of the World, su sexto álbum, que superó todas las expectativas. Este disco contenía dos himnos inmortales: “We Will Rock You”, compuesto por Brian May, inspirado en la participación del público en conciertos, y “We Are the Champions”, escrita por Mercury pensando en el Manchester United F.C.. Ambas canciones se convirtieron en símbolos del deporte, usadas en eventos como la Champions League y el Super Bowl.
En 1982 lanzaron el álbum Hot Space, con un sonido más experimental que recibió críticas divididas pero alcanzó disco de oro. Su canción más exitosa fue “Under Pressure”, colaboración con David Bowie, que llegó al número 1 en Reino Unido y se convirtió en uno de sus clásicos más reconocidos.
En 1984 lanzaron The Works, con grandes éxitos como “Radio Ga Ga”, que se convirtió en otro himno generacional, y “I Want To Break Free”, cuyo videoclip mostraba a los miembros del grupo disfrazados de mujer, en parodia a una serie de la televisión británica. El video fue censurado en Estados Unidos, pero ampliamente celebrado en Europa.
Durante esta época, la banda tomó una breve pausa. Mercury lanzó su primer álbum como solista en 1985, mientras que Roger Taylor había publicado Fun in Space un año antes. A pesar del receso, Queen nunca se distanció del todo.
Ese mismo año participaron en dos eventos memorables: el Rock in Rio en Brasil, donde se consagraron ante más de 300.000 personas, y el legendario Live Aid el 13 de julio de 1985, considerado el mejor concierto de rock de la historia. Inicialmente pensaban en separarse, pero el éxito arrollador del evento los motivó a seguir adelante.
En 1986 publicaron A Kind of Magic, que sirvió como banda sonora para la película Highlander. Ese mismo año, Freddie cumplió uno de sus sueños al cantar junto a la soprano Montserrat Caballé, con quien compuso la canción “Barcelona”, seleccionada posteriormente como himno oficial de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, a petición del propio Mercury antes de fallecer.
Ese mismo año ofrecieron su último concierto con Freddie Mercury en Knebworth Park, ante 125.000 personas. Al terminar el espectáculo, John Deacon arrojó su bajo contra los amplificadores y Freddie se despidió con la frase: “Buenas noches, sean felices”, vestido con capa de rey y corona, mientras sonaba “God Save the Queen”.
En 1987, a Freddie Mercury le diagnosticaron VIH positivo. A partir de ese momento, la banda se concentró en grabaciones de estudio. Lanzaron The Miracle (1989), Innuendo (1991) y el póstumo Made in Heaven (1995), considerado un homenaje final al legado de Freddie Mercury y su inmortal voz.
Fuentes sobre Freddie Mercury y Queen
- BBC NEWS • “Bohemian Rhapsody: cómo Queen creó su mítica canción” • BBC News Mundo • 17/11/2018 • Ver artículo
- Freddie Mercury: La biografía definitiva • Lesley-Ann Jones • Alianza Editorial, 2012 • pp. 5-26
- Freddie Mercury: su vida contada por él mismo • Lesley-Ann Jones • Robinbook, 2007 • pp. 3-17
- Queen & Freddie Mercury: Vida, canciones, conciertos clave y discografía • José Luis Martín • Ma Non Troppo, 2017 • pp. 22-39
- Todo Musica • “Historia de Queen” • 11/02/2018 • Ver artículo
- Wikipedia • “Freddie Mercury” • Ver entrada
- Queen: As It Began • Jacky Gunn & Jim Jenkins • Sidgwick & Jackson, 1992 • Cap. 1-3 (pp. 13-45)
- Freddie Mercury: The Definitive Biography • Lesley-Ann Jones • Hodder & Stoughton, 2011 • pp. 21-37 (infancia) • pp. 101-120 (formación de Queen)
- Is This the Real Life? The Untold Story of Queen • Mark Blake • Da Capo Press, 2011 • pp. 35-70 (formación) • pp. 145-170 (Bohemian Rhapsody)
- Queen Archives • Greg Brooks (archivero oficial) • Documentos internos y cronologías
- Freddie Mercury: The Untold Story • Documental • Eagle Rock Entertainment, 2000 • Secciones sobre infancia y formación de Queen
- Queen: Days of Our Lives • Documental BBC Two, 2011 • Partes 1-2 sobre historia completa
- Freddie Mercury: An Intimate Memoir • Peter Freestone • Omnibus Press, 2001 • pp. 50-75 (vida diaria) • pp. 210-230 (enfermedad)
- Freddie Mercury: Living on the Edge • David Bret • Robson Books, 2000 • pp. 42-65 (primeros años) • pp. 151-170 (Live Aid)
- David Bowie: Starman • Paul Trynka • Little, Brown, 2011 • pp. 310-315 (colaboración en “Under Pressure”)
- Classic Albums: A Night at the Opera • Documental • Eagle Vision, 2006 • Making of Bohemian Rhapsody
- The Complete Book of the British Charts • Warwick/Kutner/Brown • Omnibus Press, 2004 • pp. 458-472 (datos de listas)
- Rolling Stone: Queen 50 años • Edición especial • 2021 • Artículos sobre Live Aid y discografía
- Mozipedia • Simon Goddard • Ebury Press, 2009 • pp. 180-182 (contexto de “I Want To Break Free”)
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