La alianza entre Dios y los 3 patriarcas de Israel

Actualización: junio 13, 2025


Imagina un pacto tan poderoso que marcaría el destino de una nación entera. Todo comenzó con Abraham, un hombre cuya fe fue probada hasta el límite: ¿Estarías dispuesto a sacrificar a tu propio hijo si Dios te lo pidiera? Su obediencia cambió todo, y Dios le prometió lo imposible: “Tu descendencia será como las estrellas del cielo”.

Pero esto no terminó con Abraham. Isaac, el hijo del milagro, llevó la promesa más allá, y Jacob, el engañador transformado en patriarca, luchó ¡hasta con un ángel! para ser llamado Israel. ¿Cómo tres hombres imperfectos se convirtieron en los pilares de un pueblo elegido?

Descubre cómo su fe, traiciones y redención dieron forma al Pacto que aún hoy perdura. Esta es la historia que todo creyente debe conocer… ¿Estás listo para sumergirte en ella?


Abraham el primer patriarca con quien se establece el Pacto ★★★★★

Aunque tiempo atrás Dios ya había establecido una serie de pactos o alianzas con los primeros hombres (Adán y Noé). Sería hasta la época del patriarca de Abraham que ese Pacto o Alianza tendría una mayor validez. Pues Abraham mostro ser la persona indicada para iniciar seriamente este pacto, en donde se les prometía al pueblo de Israel una identidad como nación en una tierra prometida, a cambio de que ellos cumplieran a cabalidad las leyes divinas, no se apartarán de su único Dios y profesarán su palabra y su fe conforme a las escrituras… Ver Completo

Isaac y la continuidad del Pacto (obra de suministración) ★★★★★

La obra de dios en Isaac fue una obra de suministración, de proveer víveres y medios necesarios para mantener su descendencia.

Siempre consintió el vivir como extranjero en tierra extraña esperando por fe las cosas prometidas. El entendió que las promesas dadas a su padre Abraham estaban lejos; por consiguiente, en fe, acepto el exilio reconociendo que el y su familia eran extranjeros y peregrinos en la tierra.

Cuando Isaac se acercaba a los cuarenta años de edad, su padre Abraham envió a su siervo Eliezer a buscarle una esposa. La elegida fue Rebeca, con la que convivió 20 años de matrimonio sin gozar la bendición de tener hijos al ser estéril. Pero los rezos de su marido Isaac hicieron el milagro, y el vientre de Rebeca se hizo fecundo, cuenta la Escritura. Teniendo así dos hijos mellizos, llamados Esaú y Jacob.

Se tiene entendimiento de que Isaac se convirtió en un agricultor y pastor tan exitoso que la población local lo envidiaba y le pedía que se fuera. Además fue un gran administrados y supo conservar muy bien la riqueza y el negocio familiar heredado. Como su padre, él no lo acaparó, sino que cumplió el rol que Dios le había encomendado de extender su bendición a todas las naciones.

Pues estando Isaac en Gerar, Jehová se le apareció, y le dijo: habita en la tierra que yo te daré, y yo estaré contigo, te bendeciré y multiplicaré tu descendencia, como las estrellas del cielo. También Jehová le pidió que no descendiera a Egipto sino que habitara en la tierra que el le escogiera. Que allí habitará como forastero que Dios estaría con él, porque a él y a su descendencia le daría todas estas tierras confirmando el juramento que había hecho a Abraham su padre.

Pero la tarea no iba a ser tan sencilla resulta que la tierra prometida necesitaba de bastante agua que sería esencial, tanto para los cultivos, como para el ganado. Pero allí no habían ríos, ni lagos, la gente dependía completamente de pozos o cisternas.

Su misión sería entonces buscar esa fuente de agua y bendecir aquellos sitios que iba hallando. Con el apoyo de Dios llego a descubrir un pozo de agua viva, un manantial, el cual era muy codiciado en esa región. Esto llevo a que se despertarán más envidia en los vecinos.

Pues a raíz de ello Isaac fue cosechando bastantes productos derivados de su sembrado, y Día a día iba adquiriendo más bienes, hasta que llegó a ser muy rico. Razón por la cual los filisteos le tenían envidia y como la envidia en un veneno. Empezaron a llenar de tierra los pozos que habían cavado los siervos de su padre Abraham. Pero Isaac comenzó entonces a recuperarlos, destaparlos y bendecirlos. Esto con ayuda de Dios.

Pasado mucho tiempo, Isaac firma entonces un pacto con el rey de los filisteos Abimelec y se asienta en Beerseba. Sus dos hijos, después de haber estado distanciados por varias décadas, se reconcilian y vuelven a encontrarse para enterrar a su anciano padre en Hebrón.

De los tres patriarcas, Isaac es el menos sobresaliente, el que menos viajó, el que tuvo menos aventuras extraordinarias, pero él que vivió más tiempo.

Su pacto con Dios fue de sucesión, de su descendencia, nacieron reyes, como se le prometió en el pacto Abrahamico. De esa línea genealógica nació el rey más importante el Señor Jesucristo.

De todos los patriarcas, Isaac fue el único que nunca salió de la tierra de Israel. Fue además completamente fiel a su mujer Rebeca. Infundiendo estos valores en la tradición judía a lo largo de los años: lazos de unión con su tierra y su esposa (monogamia).

Su único fracaso quizás fue el de no reconocer que Jacob debía recibir el derecho de nacimiento y la bendición. Isaac veía a Esaú como un soporte para ver de su familia al ser un buen cazador. Se dejo llevar quizás por la comodidad sin observar que el espíritu de Jacob era el más fortalecido y menos quebrantado.

Jacob y el pacto de restauración (la descendencia de Israel) ★★★★★

La historia de Jacob inicia justo cuando habita en el vientre de su madre Rebeca, quien al ser estéril y orar junto a su marido Isaac, tuvieron dos bendiciones del señor a falta de una. Pero estos mellizos dentro del vientre de Rebeca le dieron muchos problemas, pues entre ellos se peleaban por salir primero. Rebeca consulta con su Dios quien le contesta: en tu vientre hay 2 naciones, 2 pueblos que están en lucha desde antes de nacer. Uno será más fuerte que el otro, y el mayor estará sujeto al menor.

Jacob sería quien continuaría la genealogía de la nación judaica (pueblo judío) siendo el antecesor de Jesús con quien finalizaba el pacto de Dios. Esaú en cambio seria el padre de los edomitas o idumeos (pueblo árabe); los padres de los pueblos con mayores discordias entre sí, que actualmente están en guerra.

El primero en nacer es Esaú (piel de cordero) a quien se le otorgaría la primogenitura, seguido de su hermano Jacob (el que suplanta) quien tenia su mano asida al talón de Esaú.

Isaac siempre tuvo un grado de afinidad por su hijo Esaú, quien se destacaba como cazador, por lo que veía a su hijo como el soporte de su familia cuando muriese. Pues el hecho de ser el primogénito ya le garantizaba esa bendición. En cambio su madre Rebeca tuvo más cercanía con Jacob a quien veía como el elegido por Dios para continuar con el pacto.

Esaú en un acto muestra su desinterés por lo que este pacto implicaba pues no dudo en vender su primogenitura por un guisado de lentejas y pan. Desde ese día fue llamado Edom por ese acto tan deshonroso para con Dios.

Más adelante Rebeca se entera que su marido Isaac le va a dar la bendición a sus hijos, ahí es cuando ella convence a Jacob para que se haga pasar por su hermano para recibir la bendición del pacto. Ya que ella veía en Jacob un hombre espiritual que confiaba en Dios, además de ser pacifico y más centrado. Cosa contraria de Esaú quien al ser un cazador era más violento y su espiritualidad estaba quebrantada desde que vendió su primogenitura.

Es así que Rebeca y Jacob logran engañar a Isaac quien ya por su edad estaba prácticamente ciego, pero que en su acto de fe fue engañado para bendecir a Jacob. Pero las bendiciones del pacto con Dios eran regalos que se recibían, no se tomaban a la fuerza. En ese aspecto fueron deshonestos para asegurar su futuro en vez de confiar en Dios, lo que trajo como resultado una separación prolongada en el negocio familiar.

Además se vio forzado a huir para salvar su vida y convivir con remordimiento por aquel acto de engaño en contra de su padre y hermano.

Sale entonces de Beerseba y se dirige hacia Harán. En el transcurso de su viaje a la caida del sol, llego a un buen lugar para acampar, y se quedo allí a pasar la noche. Encuentra entonces una piedra donde reposar su cabeza y procede a dormir. Es en ese momento cuando tiene una visióncon unos ángeles que suben y bajan del cielo por una escalera, unos mensajeros divinos que conectan a Dios con la humanidad y a la realidad humana con Dios.

Luego de ello ve una luz casi segadora que le habla y le dice: Yo soy el Dios de tu abuelo Abraham y tu padre Isaac, la tierra en la que estas acostado te pertenece. Todas las naciones serán bendecidas a través de él y sus descendientes.

Después Jacob sella el voto de confianza con su promesa de diezmo, a cambio de que Dios no le abandone en su travesía, que le suministre pan para comer y vestido para vestir, y que al final volviese en paz a casa de su padre. Habiendo cumplido esto no le cabría duda que Dios es el Dios de Abraham.

Procede entonces a colocar una columna en ese lugar, derramó aceite sobre ella, la llamó Betel (casa de Dios) y pronuncia una oración de juramento en aquel sitio.

Así Jacob se aferra al pacto de restauración con Dios. Pero todo no iba a ser tan sencillo pues su fe tambaleaba y además había cometido una falta que tenía que enmendar con algunas pruebas. Llega entonces a la granja familiar de Labán, el hermano de su madre. Allí dura 21 años que fueron muy frustrantes ya que si tío Laban rompió una serie de promesas que le había hecho. Pese a ello, Jacob logra casarse con 2 de sus hijas y comenzar en familia.

Siempre estuvo en su mente regresar a su casa pero su tío le convencía con falsas promesas como por ejemplo la de subirle el salió y cosas así. Pero Jacob no perdía su tiempo y cada vez más acumulaba fortuna a costa de su tío.

Su carácter de estratega le llevo a una tensión creciente con su suegro Laban y la separación de negocios en la que ninguno actuó honorablemente, Jacob decide entonces dejar a su tío.

Para volver a su tierra pero para ello tenía que hacer las paces con su hermano, por lo que ve una oportunidad de legitimar su bendición a cambio de un beneficio económico. Pero atemorizado que su hermano Esaú viniera a encontrarlo con sus 400 hombres armados, divide a su familia y sus animales en dos grupos, para asegurar alguna medida de supervivencia.

Antes de llegar al punto de encuentro con su hermano, le envía oro por protección y un enorme regalo de animales para apaciguar el encuentro.

Pero una noche antes de llegar al punto de reunión, es que Jacob es visitado por una figura misteriosa que le daría a él una sorpresa. Era nada más ni menos que el mismo Dios quien lo ataca en forma de un hombre fuerte, contra quien Jacob se vio obligado a luchar toda la noche.

Cuando ese hombre se dio cuenta de que no podía vencer a Jacob, lo tocó en la coyuntura de la cadera, y ésta se le dislocó mientras luchaban. El hombre le dice a Jacob que lo deje ir, pero Jacob se aferra a él. Y le dice no lo iba a dejar ir hasta que le diese la bendición. El hombre le pregunta a Jacob su nombre y luego le dice: Ya no te llamaras Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres y has vencido.

Jacob luego le pregunta su nombre aquel hombre misterioso con el que lucho, pero no se lo dice. Le da la bendición. Y Jacob en agradecimiento nombra ese lugar como Peniel (Cara de Dios), he visto a Dios cara a cara, y todavía sigo con vida.

Jacob se fue cojeando de ese lugar y se dirige al punto de encuentro con Esaú, quien se dirige a su hermano Jacob y le da un gran abrazo. Jacob le da los regalos (580 cabezas de ganado) a su hermano, pero este los rechaza gentilmente, Jacob le insiste que es algo que debía hacer para enmendar en algo su culpa. Luego de ello le dice a Esaú “veo tu rostro como uno ve el rostro de Dios”.

Jehová lo bendijo con abundancia porque habían hecho un pacto. Luego, el patriarca tendría que enfrentar la muerte de su amada Raquel cuando esta daba a luz al duodécimo y último hijo de Jacob: Benjamín.

Es así como se cumplía el pacto con Dios, pues Jacob fue padre de 12 hijos con cuatro diferentes mujeres, dos esposas y dos siervas, que fueron cada uno, cabeza de una tribu: Rubén, Leví (sin tierras) Simeón, Judá, Zabulón, Isacar, Dan, Neftalí, Gad, Aser, José (Efraín y Manases) y Benjamín. Quienes por mandato de Dios debían ser los gobernantes (tribu de Judá y los sacerdotes de la tribu de Leví) hasta la llegada del Mesías.

Jacob muere a la edad de 147 años. En su lecho de muerte, convocó a sus hijos para bendecirlos. Aquellas palabras a sus hijos no sólo eran una bendición sino una profecía. Pues Jacob había entendido que el proceso de selección ya había terminado. Que a partir de ese momento, todos iban a formar parte de la nación que Dios estaba formando para recibir la bendición (Jesús descendiente de Judá) que se había prometido desde el pacto de Abraham.

Luego de morir sus hijos cumplen su promesa y lo trasladan al país de Canaán y lo sepultan en la cueva que hay en el campo de Macpelá, frente a Mambré, campo que Abraham había comprado como propiedad para sepulturas.

Fuentes bibliográficas: Los 3 Patriarcas de Israel ★★★★★

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  • Got Questions (Página Web). ¿Qué podemos aprender de la vida de Jacob?; Fecha [nd]. desconocido: Autor. Recuperado de:
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  • Historias y Bibliografias (Página Web). Los Patriarcas de la Biblia (Abraham, Isaac, Jacob y Jose); Fecha [3 mayo, 2019]. Claudio: Autor. Recuperado de:
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  • churchofjesuschrist (Página Web). Génesis 24-36 El convenio continúa con Isaac y Jacob; Fecha [n.d]. La iglesia de jesucristo: Autor. Recuperado de:
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