Actualización: mayo 24, 2025
La monarquía unificó pero luego dividió la nación. Insatisfechos con el sistema de jueces, los israelitas exigieron un rey. Saúl, David y Salomón gobernaron el reino unido, pero tras Salomón, Israel se fracturó en dos reinos rivales: Israel al norte y Judá al sur, iniciando una era de decadencia espiritual y conflictos internos.
En medio del caos, surgió la voz profética. Mientras los reinos caían en idolatría, Dios levantó profetas que anunciaban tanto el juicio como la esperanza futura: la promesa de un Mesías redentor que restauraría lo que los jueces y reyes no pudieron conservar. Esta es la dramática historia que moldeó la identidad de Israel.

Periodo de Jueces en Israel (defensores de la justicia)
Como sabemos los israelitas por fin se establecieron en Canaán, ahora llamada Israel pero la repartición de esta tierra fue en grupos tribales, más o menos independientes y sin un gobierno central que les diera un mínimo sentido de organización política. Pues Moisés solo les había dado un sistema religioso, pero no había una constitución política bien definida.
Es por ello y por el clamor del pueblo que surgen algunos personajes elegidos por Dios que asumen la dirección de Israel y que ocasionalmente actuaron como estrategas y lo guiaron en sus acciones de guerra. Esto en gran parte para evitar que el pueblo tuviera la tentación de volver adorar ídolos cananeos y así mismo para evitar que los pueblos vecinos, especialmente los filisteos, sometieran a Israel.
Encontramos en esta instancia a 14 jueces, clasificados en Jueces Menores: Sangar, Tolá, Yaír, Ibsán, Elón, Elí y Abdón. Y los Jueces Mayores: Otoniel, Ehud, Débora, Gedeón, Jefté, Sansón y Samuel. Quien vendría a reunir los dos oficios tanto juez como sumo sacerdote, siendo el primero de los profetas con quien finalizaría esta etapa.
La importancia de este juez es que paso de liderar regiones a dirigir una nación entera. A pesar de que cada juez intervino en el momento exacto, sus logros fueron a corto plazo, esto en gran parte a que el pueblo de Israel olvidaba fácilmente y volvía a lo mismo, apartarse de la palabra del Señor. Llegaría entonces un momento en el que pueblo le daría mayor participación de dirección a Samuel y por medio de él le pedirían a Dios que les ayudará a librarse de los filisteos.

El reino unificado: Saúl, David y Salomón (Periodo de Reyes)
Para conocer más acerca de cada uno de estos 3 reyes y su aporte al pueblo de Israel durante su mandato… Ver Completo

Disolución del Reino de Israel y fin de la dinastía de Reyes
Las tribus habían sufrido durante mucho tiempo graves perjuicios bajo las medidas opresivas de su gobernante anterior. El despilfarro cometido por el Rey Salomón durante su apostasía, derivada de pomposas edificaciones, le había llevado a elevar los impuestos y exigir muchos servicios gratuitos de mano de obra de su pueblo.
Las tribus de Israel no estaban dispuestas a seguir bajo esta opresión, por lo que todo Israel junto a Jeroboam llegaron a donde Roboam, el sucesor de Salomón para comentarles sus desacuerdos.
Roboam acude primero a los ancianos y sabios de Israel quienes le aconsejan ceder para continuar con esa unificación de Israel, pero Roboam no los escucha pues le parece más fácil seguir los consejos de los jóvenes malcriados de la corte, quienes le aconsejaron que tratara severamente a los súbditos de su reino, y les hiciera comprender que no estaba dispuesto a tolerar oposición alguna a sus deseos personales.
Esta posición desafiante de Roboam llevo a crear una brecha entre las tribus. Lo que ocasionó que las 12 tribus de Israel quedaran divididas.
La de Judá y la de Benjamín constituyeron el reino inferior o meridional, llamado de Judá, reino del sur, bajo el gobierno de Roboam.
Por el otro lado las 10 tribus septentrionales formaron y sostuvieron un gobierno separado, conocido como reino de Israel, reino del norte, regido por Jeroboam.
Dando cumplimento a la predicción de que la división del reino de Israel se daría bajo el mandato del sucesor del trono del Rey Salomón (Roboam).
Se da inicio entonces a la primera guerra civil en Israel, y a partir de allí ambos reinos (sur y norte) no compartirían un mismo rey.
Estos dos pueblos a menudo estuvieron en guerra entre sí. Roboam no vio con buenos ojos que sus tribus se hubiesen fraccionado con dos mandos. Por lo que reúne de las dos tribus que estuvieron con él (Judá y Benjamín) 180.000 hombres de guerra para pelear contra Israel (norte) y recuperar su reino. Algo que Dios no iba permitir y con sus palabras les exige que no suban a pelear con sus hermanos, ya que él era el que había hecho eso. Las tribus obedecieron y desistieron de ir contra Jeroboam.
Roboam habita entonces en Jerusalén y procede a edificar ciudades para fortificar a Judá. Pero el odio y la rivalidad nunca cesó, tanto así que la nación del norte (Jereobam) no tuvo acceso al templo y su culto.
Entonces Jeroboam reedifica por su parte a Siquem en el monte de Efraín, y habita en ella. Estableciendo en esas tierra ahora el reino de la casa de David. Aunque Jeroboam sabía que el Templo que estaba ubicado en Jerusalén sería un problema más adelante, pues temía que los israelitas terminarán emigrando allí para servir a Dios. Entonces decide consultar con sus siervos, quienes también fallan en sus consejos. Deciden así inventarse sus propios dioses y altares en su ciudad. Todo con una finalidad de controlar a su pueblo y asegurarse que no se marcharan a Jerusalén. Y terminarán por rechazarlo y obedecer a Roboam quien era su rey en ese momento.
Todas estas razones políticas llevaron a introducir prácticas y cultos en Israel que se apartaban drásticamente del culto de un invisible dios Yahveh. Levantó entonces santuarios y altares al aire libre en competencia con el templo de Jerusalén. Tanto en Betel como en Dan erigió imágenes de toros jóvenes para representar a Yahveh en forma visible. Creando además una nueva religión alternativa para la casa de Israel. Pues luego de ello estableció sus propios ministros ilegítimos sobre el pueblo de Dios. Pues los escogidos para esta misión no eran los hijos de Levi. Y por último su tercer pecado sería el de cambiar las fechas de las Fiestas Santas de Dios (falsa fiesta de los tabernáculos).
Fue así que Jeroboam pasó a la historia bíblica de forma distinguida como quien hizo pecar a Israel. Esta política idolátrica fue seguida de todos los reyes de Israel. Pues durante los dos siglos que dura el reino del Norte el culto de esos toros fue conocido como “el pecado de Jeroboam”.
Por el lado de Roboam el rey del sur de Israel, quien inicio su reinado con malas decisiones y un plan de reforma que le llevo al desastre. Se sintió tan seguro, tanto que comenzó a confiar más en sí mismo y dejó por un lado a Dios, y no sólo abandonó la ley del Señor, sino que guío a todo el pueblo a hacer lo mismo.
Como consecuencia Dios le daría la espalda, lo que conllevo a que el rey de Egipto saqueara el templo del Señor y el palacio. Heredando un reino grande y fuerte, para convertirlo en poco tiempo en un reino dividido y destrozado.
Aquí vendría La mayor falta de Roboam el no buscó al Señor con todo su corazón, apartándose de él. Al final Roboam reconoce su error, pide disculpas, se humilla y la ira de Dios se aparta. Aunque ya era demasiado tarde el río seguía su cauce.
Durante dos siglos diversos reyes siguieron reinando en cada uno de los dos reinos israelitas. Por el lado del reino del sur (Roboam), los reyes que sucedieron el trono fueron de las misma familia y de la tribu de Judá. En cambio para el reino del norte (Jeroboam), no tuvieron una sucesión directa, pues hubo guerreros que hicieron los mismo que él había hecho: rebelarse y matar al rey anterior para gobernar ellos.
Tuvieron que pasar aproximadamente 20 reinados entre el Norte y el Sur de Israel, para que Dios se le colmase la paciencia. Todo fue tras el periodo del rey Jeconias, quien no reunía los títulos de Rey, un poder de sucesión que le quedo grande. Además que este mediocre rey, no reconoció la ley divina de Dios, ni mucho menos a él. Tanto así que sus hijos no se alegraron cuando vieron el Arca de Yahvé por lo que este castigo a sesenta de sus hombres. El pueblo luego haría un duelo para mediar por ese castigo.
Antes de la cautividad en Babilonia, es cuando Dios decide que el rey Jeconias debía ser el rey final que reinara en el linaje directo de Salomón. Dios había puesto una especie de maldición sobre el linaje de la sangre que vino del rey Jeconias. Terminando así el periodo de Reyes hasta la espera del Mesías quien vendría a ser el rey de reyes, y el Príncipe de todas las naciones.
Pese a ello Dios no abandonó a ninguno de los grupos en ese periodo y envió profetas que mantuvieran en el camino de Yaweh a los dos pueblos. Y ese proceso de los profetas fue el que condenó la idolatría de los pueblos que a veces se relacionaban con los reyes de Judá y sobre todo con los de Israel.

El periodo de los Profetas durante el reinado de los reyes de Israel
Pese a ello Dios no abandonó a ninguno de los grupos en ese periodo y envió profetas para que mantuvieran en el camino de Dios a los dos pueblos de Israel (Norte y Sur).
Pues en ese periodo hasta los mismos sacerdotes se volvieron corruptos y se alejaron de Dios, llevando al pueblo a la idolatría. Algo que Dios no iba a permitir, pues cuando los sacerdotes fallaban en su tarea de llevar la palabra del Señor, los profetas se levantaban para recordarle a los israelitas los preceptos y las leyes divinas.
Ya que su anuncio tenía como objetivo que el propio pueblo regresara a sus valores morales fundamentales, siendo los profetas representantes dignos en la tierra y voceros de la palabra del Señor. Su mensaje era conocido como profecía u oráculo; que la mayoría de veces se usaba con muchos símbolos, metáforas o criptografías para descifrar.
Entre estos profetas encontramos a los profetas mayores de los que se escribieron muchas páginas, y en donde tenemos a Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel.
Por el otro lado están los profetas menores de los que se escribieron pocas páginas y no por ello dejan de tener la misma importancia que los demás. En los que se encuentran los 12 profetas: Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, y Malaquías.
Aunque hubo uno que destaco sobre los demás, a quien Dios lo usó de una manera gloriosa para su obra; profetizando por medio de este, cosas que en esa época, y en el futuro pasarían; y que aún quedan algunas por cumplirse. Hablamos de Isaías quien fue uno de los profetas más relevantes de la historia cristiana y judía.
Todos estos profetas jugaron un papel crucial en el periodo de Reyes por ejemplo Samuel quien ungió a dos de los primeros reyes de Israel o Natán quien fue un fiel mensajero de David y Salomón.
Elías y Eliseo, quienes fueron llamados por Dios a exhortar a los israelitas idólatras para que adoraran solamente a su Dios (Yahvé). Amós y Oseas, que también serían llamados a exhortar a los reyes apóstatas del norte de Israel, desde Jeroboam II.
Jonás cuando anuncia que a 40 días Nínive será destruida, el profeta Oseas que nos habla de la caída de Samaria o Isaías que afirmó que la restauración de Judá ocurriría después del exilio.
En cuanto al profeta Miqueas que dio esperanza a Israel y Judá, diciendo que aunque ocurriera el exilio, un día Dios iba a vengarse de los enemigos e iba a liberar a su pueblo de la opresión de los asirios y traería un gran rey para reunir de nuevo a su pueblo.
El profeta Jeremías que llamó al pueblo al verdadero arrepentimiento para evitar la destrucción de Jerusalén. Algo que después se entero que ocurriría pues su pueblo no mostraba un cambio. Anticipándose así la dominación babilónica sobre toda la región.
Esta el profeta Joel quien anuncia que vendría la destrucción de Sión.
Llegando hasta el profeta Daniel que interpretó sueños y tuvo varias visiones que dejaban claro que el exilio de Judá iba a ser extendido por largo tiempo. Y que habrían cuatro reinos gentiles y sucesivos que gobernarían sobre Israel: los babilonios, los medos y persas, los griegos, y una cuarta nación sin nombre, que ahora sabemos que fue el imperio romano.
Luego llegarían otros profetas que ofrecieron la esperanza de que un día el Señor restauraría a su pueblo, aun a Jerusalén y a Judá. Lo que llevo a el pueblo de Israel a un segundo acontecimiento importante es decir un periodo de restauración. La reconstrucción del templo durante los años 520 al 515 AC. Aquí los profetas Hageo y Zacarías fueron a las calles de Jerusalén para exhortar a la gente a reconstruir el templo de Dios.
Finalizando con una de las profecías de Malaquías que le aseguró a Israel, aun en su apostasía, que después del juicio vendría un tiempo de gran bendición.
Es cuando los profetas comienzan a vaticinar la llegada del Mesías quien llenaría a los israelitas de esperanza. Pues este sería su salvador quien quitaría la mancha del pecado original. Todo esto a través de una serie de señales proféticas que venían de tiempos de Abraham, pero que ahora eran más comprensibles para el pueblo de Israel.

Señales divinas y la anunciación del Mesías (Profetas)
Luego esa misteriosa profecía pasaría a su nieto Jacob, quien antes de morir le comenta a Judá sobre el mensaje divino. “Judá es un león agazapado, has vuelto de hacer presa, hijo mío; se agacha y se tumba como león o como leona, ¿quién se atreve a desafiarlo? No se apartará de Judá el cetro, ni el bastón de mando de entre sus rodillas, hasta que venga aquel a quien está reservado, y le rindan homenaje los pueblos”.
Aquella persona o aquel León al que se refiere es el Mesías, quien deberá nacer de la tribu de Judá. Y será el cordero de paz que quita el pecado del mundo.
Después de muchos años llegamos al profeta más grande de todos los tiempos a Moisés quien también le promete a su pueblo de Israel que Dios enviaría a un profeta, una persona real que sería el representante de todos los profetas por excelencia.
llegamos así hasta el Rey David quien a través de los Salmos en especial el Salmo 22 que fue revelado a su corazón, que nos habla sobre una profecía sobre la muerte y pasión del Mesías. Estas inmortales canciones de alabanza fueron recitadas por el rey David, lo cual le adjudico ese crédito del libro de David. Aunque sabemos que este libro fue escrito por medio de 10 sabios: Adam, Meljizedek, Abraham, Moshé, Heimán, Yedutún, Asaf, y los tres hijos de Koraj.
En esta instancias Dios va preparando a su pueblo para el recibimiento del Mesías, revelando a los profetas mucha información acerca del Libertador prometido.
A Jeremías le comunica que el Mesías vendría del linaje de David: “En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra”.
Es por esta razón que durante la división de Israel en norte y sur, los reyes que hubieron después de Roboam y Jereobam esperaban un nuevo rey que los liberaría de la opresión para siempre y les daría esa paz eterna. Lo que libero falsos profetas al igual que reyes que no cumplían con la profecía.
Sin embargo los mensajes proféticos no paraban, Isaías por un lado profetizó que el hijo de Dios nacería a través de María, como un “hijo”. Y que unos hombres sabios identificaron una estrella en su viaje desde Oriente, que se detuvo justo encima del lugar donde nació Jesús. (la llamada estrella de Belén). Ellos traerían como obsequios al hijo de Dios, incienso, mirra y oro. Además de ello Isaías nos da a conocer el nombre del niño llamado Emmanuel. Conocido más adelante como nazareno.
El profeta Jeremías nos vuelve a dar una pista y es que después el nacimiento de Jesús se asesinarán niños.
Un punto clave en estos mensajes proféticos le llega a Malaquías en el que Dios le declara: que enviará a un mensajero para que prepare el camino del Mesías. Algo que Isaías corrobora con otro mensaje divino en el cual nos dice que ese mensajero, es un ángel, un heraldo para anunciar la venida del Señor y “preparar el camino delante de Dios”.
Lo que nos da a entender que este profeta y heraldo (Juan el Bautista), llamado el segundo Elías, será el encargado de ungir a Jesús para proclamarlo como Príncipe o Rey de las Naciones.
Las demás profecías tienen que ver con todo lo que le sucede luego de ser proclamado como el Mesías. Es decir la Pasión y Muerte de Jesús.
En el Salmo nos dice que el Mesías dio a conocer el nombre su padre Jehová, que falsos testigos lo acusaron, que gobernantes conspiraron contra él, fue Clavado de manos y pies a un madero, echaron a suertes su ropa, le dieron a beber vinagre con hiel, tuvo sed justo antes de morir, confió su espíritu a Dios, no le rompieron ningún hueso, fue resucitado y sentado a la derecha de Dios padre.
Otro que nos profetiza con más exactitud es Isaías el más grande de los profetas mayores y menores. Quien nos dice que el Mesías estuvo dispuesto a sufrir por los pecadores, curar a muchos enfermos, muchos no creyeron en él, le escupieron, le azotaron y no se defendió cuando lo golpearon. Entrego su vida, proporciono el rescate para quitar el pecado y fue enterrado como un rico.
Aunque existieron más mensajes divinos a manos de otros profetas todos coincidieron con lo que vivió el Mesías en su Pasión y muerte.
Fuentes bibliográficas: Profetas y Jueces de Israel
- Elenga G. de White (autor). Patriarcas y Profetas. (Ed. Asociación Casa Editora Sudamericana); Capitulos (53-55); Fecha [07/05/2012].
- Juan A. Ruiz (autor). Saúl, David y Salomón. (Ed. Independently Published); Páginas (14-26); Fecha [2018].
- Lección 8: el reino dividido. [PDF file]. Páginas (28); Recuperado de:
http://spanish.globalreach.org/spanish/images/S2221es_L08.pdf - Los Reyes de Judá. [PDF file]. Páginas (17-43), Ed. Sociedades Bíblicas Unidas; fecha [abril del 2005] Dr. Brian J. Bailey: Autor. Recuperado de:
https://www.academia.edu/34436763/LOS_REYES - Las Profecías sobre el Mesías. [PDF file]. Páginas (28), Ed. Iglesias evangélicas del Monte; Juan Carlos Soto: Autor. Recuperado de:
https://www.iglesiasdelmonte.com/wp-content/uploads/2013/11/LAS-PROFECIAS-SOBRE-EL-MESIAS.pdf
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