El expolio nazi durante el Tercer Reich

Actualización: junio 19, 2025


Hitler como bien sabíamos desde su adolescencia siempre estuvo apasionado por el arte y aunque sus aspiraciones como artista se vieron truncados . No paso lo mismo con su gusto artístico, pues siempre soñó con aglutinar la mejor colección de arte del mundo en un museo en su ciudad natal.

Por ello se obsesionó con la idea de un arte que no estuviese contaminado con referencias de artistas que no fuesen alemanes o en su defecto judíos.

Por ello llevo a cabo una serie de pogromos en contra de los judíos con dos fines acabar su legado artístico y el otro expoliar sus obras para coleccionarlas o venderlas en otros países.
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El inicio y la antesala del saqueo nazi a los judíos ★★★★★

Una vez en el poder Hitler inicia sus ataques en contra de lo que consideraba arte degenerado. El 13 de marzo de 1933 con la constitución de la Cámara de Cultura del Reich (Reichskulturkammer) delegada a Joseph Goebbels, empieza una auténtica transformación del panorama artístico.

Exigiendo a todos los artistas, escritores, marchantes, músicos su afiliación a la Cámara de Cultura, que sirvió como un filtro y una base de datos para delegar los puestos profesionales en Alemania.

Unas políticas injustas de prohibición artística y persecución en contra de los sublevados, que terminaban siendo expulsados de Alemania o se marchaban por iniciativa propia. Es a partir de aquella purga que el régimen nazi comienza a hacer una auténtica re-elaboración de la historia del arte, con vistas a una exclusión del arte moderno, una legitimación del arte germánico y un expolio masivo de obras de arte.

Se estima que para el año 1937 el Tercer Reich retiró de los museos alemanes cerca de 16.000 obras de vanguardia, tachadas como arte degenerado (basura judía).

Luego instaura una Comisión para la Explotación del Arte Degenerado. Liderada por Alfred Rosenberg, Robert Scholz, su jefe de operaciones de arte; Ziegler; Heinrich Hoffmann, y el fotógrafo y asesor artísticos de Hitler. A quienes se les encarga la tarea de la comercialización de las obras de arte robadas y la venta de ellas en el castillo de Niederschonhausen, en las afueras de Berlín.

Y para el otoño de 1938, los miembros de la Comisión le sugirieron a Hitler una subasta pública para aumentar los ingresos a favor del Tercer Reich.

A partir de aquella fecha junto al suceso de la Noche de los Cristales Rotos, inicia el expolio de obras de arte de todo tipo a la comunidad judía, sin importar los medios como fueran conseguidas, lo importante era no dejar ninguna en manos de los judíos.

Un programa bien diseñado de robo, confiscación, saqueo y pillaje de objetos de arte y otras propiedades culturales en los territorios ocupados. A manos del Personal de Operaciones del Reichsleiter Rosenberg (ERR), una fuerza creada en 1940 liderada por Alfred Rosenberg, dedicada a la apropiación de bienes culturales durante la Segunda Guerra Mundial. Efectuado prácticamente en colaboración del segundo al mando y comandante de las Luftwafe, Goering, Goebbels, Alfred Rosenberg, Y Jellenbach.

Los dos grandes saqueadores de arte durante la Alemania Nazi ★★★★★

Entre los personajes más reconocidos del expolio de obras de arte en Europa se encuentran sin lugar a dudas Adolf Hitler y el segundo al mando Hermann Göring. Dos grandes coleccionistas del Tercer Reich quienes tenían una fuerte pasión por el arte y el valor significativo que aquellas obras (pinturas, esculturas, libros…) representaban.

Por un lado Hitler un pintor frustrado, quien admiraba a los viejos maestros renacentistas, los paisajes, el arte barroco y la pintura alemana del siglo XIX.
Que siempre concibió en su mente la creación de un museo gigante en la ciudad austriaca de Linz (Führer Museum). Un museo que superaría al de Louvre, el Metropolitan y el Museo Británico. Una manifestación espiritual de la grandeza cultural del pueblo alemán.

Que buscaba transformar a Munich en una Nueva Roma, con monumentos, museos y universidades. Que fuera la capital del mayor imperio de la historia, inspirada en el gran pasado greco-latino, y fuese el nuevo centro artístico del mundo.

Por ello mantuvo una gran recolección de obras de arte almacenadas en una mina de sal abandonada tras el inicio de los bombardeos aliados sobre Alemania. Para instalarlas en el gran Führer Museum del centro artístico del mundo.

Se calcula que finalizada la guerra se encontraron: 6.755 óleos, 230 acuarelas, 1.039 grabados, 95 tapices, 68 esculturas, 43 contenedores con pequeñas obras y otros 358 con libros.

Por otra parte estaba Goering, quien sentía predilección por los viejos maestros, como Rembrandt, Lucas Cranach el Viejo y Lucas Cranach el Joven. De quienes adquirió 78 obras de arte sin llegarle a importar el método para conseguirlas, su finalidad era llegar a tener una grande colección.

Este a diferencia de Hitler no se dejo llevar por la ideología de arte degenerado, a el le interesaba más el valor artístico de la obra y su afinidad hacia un autor de su agrado, y si de una una obra de Rembrandt se trataba, bienvenida a su colección.

Hermann Göring se inclinaba más por el arte europeo clásico, de tallado alemán de la Edad Media hasta los tapices franceses del siglo XVII, pero sobre todo de pinturas de artistas del norte de Europa. Aquella colección de arte provenía de la abandonada ‘finca de caza’ de Hermann Göring a las afueras de Berlín, Carinhall. La cual era transportada en grandes vagones por las vias férreas.

Perdidas invaluables tras el Expolio Nazi ★★★★★

La Segunda Guerra Mundial no solo dejó millones de víctimas humanas y ciudades devastadas, sino que también asestó un duro golpe a la cultura europea. Durante el conflicto, el pillaje sistemático de obras de arte por parte del régimen nazi y los daños colaterales de los combates provocaron la destrucción, desaparición o dispersión de innumerables tesoros artísticos. Libros, esculturas, pinturas y otras manifestaciones culturales fueron quemadas, escondidas, trasladadas a otros países o simplemente reducidas a escombros.

Francia: el epicentro del expolio

Entre los países afectados, Francia —entonces considerada la capital mundial del arte— sufrió el saqueo más metódico y masivo. En solo cuatro años, el Tercer Reich despojó al país de miles de obras maestras. Pinturas de Rembrandt, Picasso, Vermeer, Van Eyck, Goya, Velázquez, Cézanne, Rubens, Dalí, Van Gogh y otros grandes maestros fueron arrancadas de museos y colecciones privadas para ser enviadas a Alemania o vendidas en el mercado negro. El expolio fue tan extenso que París perdió para siempre su hegemonía como centro artístico global.

La maquinaria del robo organizado

Los nazis no actuaron al azar: crearon unidades especializadas, como el Einsatzstab Reichsleiter Rosenberg (ERR), dedicadas exclusivamente a confiscar arte. Según documentos históricos, saquearon 203 colecciones privadas judías, apropiándose de 100.000 obras de arte (muchas de ellas piezas únicas), medio millón de muebles y un millón de libros. Estas cifras, sin embargo, solo reflejan una parte del botín, ya que muchas piezas fueron destruidas o permanecen desaparecidas.

El robo de identidad cultural

De acuerdo con la Comisión para el Arte Incautado, el régimen nazi sustrajo más de 600.000 objetos de valor incalculable a comunidades judías en toda Europa. Este expolio no solo buscaba enriquecer a los líderes del Tercer Reich o decorar sus residencias, sino también borrar la herencia cultural de las víctimas del Holocausto. Se trató, en esencia, de un intento por reescribir la historia y aniquilar simbólicamente a los pueblos perseguidos.

Considerado el mayor robo de arte de la historia, el saqueo nazi dejó un vacío irreparable en el patrimonio cultural europeo. Aunque algunas obras fueron recuperadas —como los famosos casos de El retrato de Adele Bloch-Bauer de Klimt o El astrónomo de Vermeer—, miles aún esperan ser restituidas o siguen en paradero desconocido, recordándonos que la guerra no solo destruye vidas, sino también la memoria colectiva de la humanidad.

Los Hombres de los Monumentos – héroes al rescate de la herencia artística ★★★★★

Esta iniciativa de recuperar el arte robado por los nazis durante la guerra, se dio durante el desembarco en Normandía, durante el avance de los soldados en el rescate de Francia, donde se encuentran con un país devastado y debilitado en sus puntos fuertes en el ámbito cultural y artístico. Presenciando en sus paredes el despojo de valiosas obras de arte.
De ahí les quedo claro que otra de sus misiones iba a ser recuperar tales piezas.

Y para el el 5 de junio de 1945 tras la rendición incondicional del Reich, los gobiernos de Gran Bretaña, Estados Unidos, la Unión Soviéticay Francia constituyeron el Consejo de Control Aliado (CCA), un organismo de ocupación militar que entre una de sus funciones inició las gestiones para recuperar el patrimonio artístico.

Para ello se encomienda a un in-habitual pelotón de soldados la misión de identificar y proteger lugares, monumentos y edificios culturales europeos del bombardeo de los aliados.
Una diminuta división del ejército conocida oficialmente como la la Sección de Monumentos, Bellas Artes y Archivos (MFAA), que estuvo integrada por aproximadamente 345 hombres y mujeres de 13 países entre los que habían directores de museos, conservadores, historiadores del arte, curadores de arte, intelectuales, arquitectos, bibliotecarios y archivistas. Quienes en primera instancia trabajaron en la protección de monumentos y otros tesoros culturales que podrían apeligrar a consecuencia de los daños de la guerra, y en su última etapa localizar las obras robadas por los Nazis, para restituirlas años después de finalizada la guerra.

Estos Hombres de los Monumentos recuperaron algunas de las obras de arte más importantes del mundo, escondidas en Alemania y Austria, en castillos y en minas de sal.

Uno de sus grandes hallazgos fue un complejo subterráneo de 138 túneles que custodiaba un impresionante almacén, escondido bajo tierra, repleto de piezas de arte robadas de más de media Europa y de incalculable valor, entre las cuales encontramos: la escultura de La Virgen de Brujas de Miguel Ángel, El astrónomo de Vermeer, los paneles del Retablo de Gante.
El lugar fue sin dudas el sitio más preciado del saqueo sistemático del Tercer Reich, el frustrado (Fuhrermuseum) del expolio o museo de Hitler.

Finalizando con las las minas de Merkers y Bertenrode o el castillo de Neuschwanstein, donde se escondieron cantidad de obras de Goering, Rosenberg y Goebbels. Llegando tan solo hallar unos 670 almacenes en la primavera de 1945.

Hacia el año de 1950, la actividad sobre la restitución de obras de arte cesó. En Alemania, Austria y Holanda siguieron apareciendo uno que otras obras, pero el esfuerzo aunque satisfactorio no fue total. Gran parte de las obras quedaron en manos de algunos personas como colección privada, otras en diferentes países, algunas escondidas en lugares inhóspitos en donde los dueños se llevaron ese secreto tras su muerte.

Con esto se puede decir que los Monuments Men que salvaron miles de obras, pero el puzzle del mayor robo de la historia sigue aún incompleto.

Fuentes sobre el Expolio Nazi durante la Segunda Guerra Mundial ★★★★★

  • Martín Alarcón, J. (23/02/2014). El Museo de Hitler: La verdadera historia de los Monuments Men. El Mundo [Página web]. Recuperado de: https://www.elmundo.es/cultura/2014/02/23/5309c93b22601dc81b8b456a.html
  • Díaz, M. (13/03/2014). Archivo de la categoría: Brigada Reichsleiter Rosenberg (ERR). LOS GRANDES ROBOS DE ARTE [Página web]. Recuperado de: https://losgrandesrobosdearte.wordpress.com/2014/03/13/las-obras-de-vermeer-preferidas-por-hitler-y-los-nazis-ii-el-astronomo/
  • Sarriegui Sarriegui, J. El Expolio Nazi: un expolio con “Recambio”. [PDF]. Màster de Estudis Avançats en Història. Páginas: 55.
  • Piñel López, R. La II Guerra Mundial para el arte alemán. [PDF]. Departamento de Filología Alemana. Páginas: 12.
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