Actualización: junio 19, 2025
El nombre Kristallnacht (“Noche de los cristales rotos”) oculta la verdadera magnitud del horror: 91 muertos, 30,000 deportaciones a campos de concentración y el saqueo de 7,500 comercios. Fue el primer pogromo estatal del nazismo y el prólogo de la Solución Final. ¿Cómo se coordinó realmente esta noche de terror? ¿Por qué muchos alemanes “ordinarios” participaron en la destrucción? Detrás de los vidrios rotos comenzaba la cuenta regresiva hacia el Holocausto… y estas son las claves que no todos conocen.

Inicio del Kristallnach, un pogromo antisemita de grandes magnitudes
Algo que Hitler no iba a permitir, pues la idea de este era expulsarlos a todos lo más antes posible y mejor aún si estos lo hiciesen por voluntad propia. Para ello se valió de las leyes de Nuremberg, que desconocía a los judíos como ciudadanos alemanes y los veía como extranjeros. Una excusa perfecta para apresar a miles de judíos y deportarlos en masa.
Los polacos se opusieron a recibirlos y es allí donde se origina un conflicto en la frontera de ambos países. Que significó la instalación de un campamento muy precario para los judíos expulsados, quienes vivieron allí las calamidades y barbaries más atroces durante su permanencia.
Tras largas negociaciones se llega a un acuerdo después de varios días y se les permite la entrada. Durante esos momentos Herschel Grynspaz, un judío polaco recibe una carta de sus familiares donde le informaban todo el viacrusis que debieron soportar para llegar a su destino. Todo ello enciende la ira de este judío, quien con un arma escondida entre sus ropas, el 7 de noviembre, se traslada hacia la embajada alemana en París. Estando allí pide hablar con algún funcionario sobre lo ocurrido. Es atendido por el secretario de la embajada, Ernst Von Rath. Quien posteriormente es asesinado por aquel polaco judío indignado.
Este sería el pretexto perfecto y el punto de inflexión hacia la violencia física que se estaba buscando originar. Algo que aprovecho el ministro de propaganda Joseph Goebbels, quien para aquellos momentos no estaba bien parado con Hitler y estuvo buscando formas de acercarse a él. Y que mejor que aprovecharse de este asesinato para ir tras los judíos con una propaganda eficaz y ponzoñosa, buscando contagiar los ánimos del ciudadano alemán en busca de un desahogo físico en contra ellos y sus propiedades.
Llegando así a la gran Noche de los Cristales rotos (Novemberpogrome).
Un pogromo que tuvo su clímax el 9 de noviembre de 1938. Y en donde según cifras oficiales murieron 91 personas, se quemaron 191 sinagogas, 7.000 comercios fueron saqueados y 26.000 judíos fueron arrestados.
Algo que se le salió de las manos a Joseph Goebbels, pero quien supo salirse librado exitosamente, al culpar a los judíos por la parcialidad de los daños. Y obligarle a pagar una multa de mil millones de reichsmarks. Aparte de confiscarles sus bienes, sus pagos y bonificaciones. Se les obliga a limpiar los daños causados por los ciudadanos alemanes y la maquinaria nazi (Gestapo y las SA).
Como consecuencia de ello miles de judíos huyeron de la Alemania Nazi, encontrando inconvenientes con varios países que empezaron a negarles la entrada. Y obligarlos a usar distintos métodos para lograr su evasión. Como por ejemplo falsificar documentos, comprar visas, conseguir permisos o pagar su salida por debajo de cuerda.
Fuentes sobre la Noche de los Cristales Rotos
- Basti, A. (2011). Los Secretos de Hitler. Editorial Sudamericana. Capítulo: La Noche de los Cristales Rotos, páginas 48-51.
- Friedman, V. (10/11/1988). La ‘noche de cristal’ del 9 de noviembre de 1938. El País [Página web]. Recuperado de: https://elpais.com/diario/1988/11/11/internacional/595206007_850215.html
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